88 - Bolitas de agua

Tengo en casa, desde hace tiempo, un jarrón transparente con unos bambú (es) y

en vez de agua, tenemos bolitas de agua. Son estas bolitas chiquitas de colores y que al dejarlas un rato en agua, se hinchan. Vamos recargando de agua cuando se van quedando pequeñas y de vez en cuando lavamos las bolitas, las refrescamos y las volvemos a su lugar.

Bolitas sin agua

Bolitas de agua, hinchadas (después de absorber el agua)

A la peque le había llamado la atención hace algún tiempo, a veces me pedía tocarla y jugábamos un rato con alguna bolita. Tienen tacto con sensación de frescor o como una gelatina fresquita.
Pero al ver la propuesta que Inma le hizo a su hijo como experiencia sensorial, podéis verla en su blog para mi peque con amor. Me dieron ganas de probar con mi hija. Así que busqué las bolsitas en una tienda multiprecios. Las primeras, las del jarrón, las había comprado hace algunos años en un mercado de artesanía.
No las encontré de un sólo color, sino de colores mezclados. Así que me traje un par de bolsitas a 0.50 céntimos cada una. Las pusimos juntas en remojo antes de la siesta. Y cuando despertó tenía yo preparado algunos cuencos, pinzas, cubitera, cucharas...y la caja de bolitas ya hinchadas. Estaban a su vista y comprobé su reacción. Enseguida se puso a experimentar a su antojo.

Lo que más le gustó fue hacer trasvases y ver cómo caía todo el colorido de bolitas.

Recomendamos esta actividad por ser una experiencia sensorial muy bonita y original pero siempre con supervisión de un adulto. Mi hija no es de llevarse nada a la boca pero siempre que quiere jugar con las bolitas estamos a su lado.

Eso sí, con tanta manipulación las bolitas saltan por todas partes y hay que hacerlo un día que el "vigilante" esté tranquilo. En casa, un día que mi hija quiso jugar con las bolitas, cuando estábamos en plena experimentación me llamaron por teléfono y teníais que verme en mitad de la conversación recogiendo bolitas por todas partes, yo echándolas en la cajita (y atenta a lo que me contaban por teléfono) y ella fuera "a puñados" viendo como saltaban las bolitas y encantada de la vida...

Jugamos a veces con ellas y siempre la dejo experimentar a su antojo pero antes de empezar sí tenemos un límite, si las lanza por todas partes sin ton ni son, se acaba la actividad. Eso también nos sirve para ir aprendiendo de libertad pero sin libertinaje.