domingo, 15 de abril de 2012

51 - Historia de un tobogán

Compartimos esta historia, además de querer tenerla en nuestro blog para recordarlo en un futuro como anécdota, por si a alguien os puede servir en algún momento.
A mi hija siempre le han encantado los toboganes, de todos los parques que hemos ido, incluso prefería los grandes a los más pequeños. Siempre hemos estado supervisando e interviniendo para ayudarla cuando creíamos necesario o ella nos lo pedía. Nunca ha sentido miedo, más bien todo lo contrario, se lanzaba ahí sin más y se reía a carcajadas repitiendo “otaveré, otaveré” y volvía a subirse una y otra vez.  Pero la semana anterior a las vacaciones estuvimos en un parque nuevo el Domingo, y había unos toboganes muy raros, estaban como  inclinados hacia un lado y un tanto en pendiente extraña. Yo quiero pensar que ahí comenzó todo, aunque realmente no sabemos si fue eso o no, lo importante es que ya está solucionado.
Jirafita pidió subirse y se tiró una vez y pidió irnos. No le dimos importancia y seguimos nuestro paseo, ella estuvo bien en todo momento. Luego pasamos por un parque que hay en una terraza que frecuentamos y se subió sin problemas (este es de los pequeñitos).
El lunes, se fue con papá al parque mientras mamá impartía clases y al terminar, siempre voy a recogerlos. Estaba jugando con la arena y otros niños. Por la noche, papá me comentó que creía que a Jirafita le daba miedo el tobogán porque no se había tirado ni una vez. Se había subido (es uno que le gusta mucho que tiene un puente y otras atracciones) pero se quedaba allí sentada mirando y no se lanzaba a tirarse.  Decidimos no darle mayor importancia pero sí observarla al día siguiente. Cuando llegué al parque, papá me hizo un gesto que significaba que no se había tirado tampoco, se subía pero no era capaz de tirarse. Así que esa noche sí hablamos los dos bastante y sabíamos que estaba pasando algo. Tenemos claro que nunca vamos a obligar a nuestra hija a hacer algo que no quiera, pero sí somos conscientes de que si algo iba bien y de pronto deja de ir, buscaremos las causas hasta que encontremos la solución.
El miércoles me fui con ellos al parque desde el principio y tuvimos suerte que no había nadie, la animé a subir, a modo de juego, ella subió pero se quedó parada justo arriba del tobogán, en el momento de lanzarse se quedaba ahí mirando hacia los lados, agarrada y no se tiraba. Me entró miedo, la verdad, porque sabía que mi hija lo sentía y yo no sabía dónde estaba el foco. Quiso bajarse y subirse en el balancín, en la rueda que gira...pero volvía a subirse en el tobogán y se quedaba ahí sin poder tirarse.  De pronto apareció su amiguito A. con sus papis y se tiró varias veces seguidas por el tobogán, observé a mi hija y la vi con expresión de “me quiero tirar pero no puedo”. Lo pasé mal, pero pensé que o hacía algo o esta simple situación se podría convertir en algo mayor, así que había que actuar cuanto antes. Le conté a la mamá de A. lo que creía que estaba pasando, la pareja se portó genial porque entre todos propiciamos algunos juegos para los dos peques y por fin conseguimos que Jirafita se tirara.
La mamá de A. se subió encima del tobogán con los peques (cualquiera que nos hubiera visto...pero por ayudar a mi hija no hay límites) así que yo me quedé abajo para cogerla cuando se tirara y darle abrazos y besos. Papá se quedó a un lado animando y el papá de A. al otro lado. Se tiró A. y yo lo recogí y lo elogié, y ahora le tocaba el turno a Jirafita, se quedaba ahí parada queriéndose tirar pero no podía, así que con el corazón acongojado que lo tenía en la garganta, me palpitaba todo a no sé cuántas mil y un nudo en el estómago por no saber qué pasaría, le hice una señal a la mamá de A. para que le diera un empujoncito a Jirafita. Ver la cara de terror de mi hija mientras bajaba el tobogán me asustó enormemente, le di un gran abrazo y muchos besos, le dije que era una campeona y una valiente, que estaba muy orgullosa de ella, que la quería mucho y los animamos a subir de nuevo. “Venga que le toca a A., venga campeón y después la campeona de Jirafita”. Se tiró el peque y llegó el turno de Jirafita, se subió genial pero se quedó allí parada, la animamos y de pronto se lanzó. La mamá de A. no tuvo que empujarla esta vez, ella sola se lanzó. La expresión de su cara igualmente era de terror, pero algo menos. Y así estuvimos varias veces lanzándonos, ella quería en todo momento. La veía como probándose. Se bajaba y repetía “más, más otaveré”. Tuvimos suerte que no llegó nadie más y estuvimos genial  venciendo el miedo, fobia o lo que fuese “practicando”.
Cuando quiso cambiar de actividad, lo hizo pero ya habíamos dado un paso más. Cuando nos íbamos le pregunté: “Jirafita, cariño, ¿qué era lo que pasaba con el tobogán, te daba miedo?” . “Sí”, me respondió como asustada o avergonzada.  “Pero ya no teno miero, ya la nena se tira ota ve”, “sabes que siempre puedes contarle a mamá y a papá lo que está pasando, verdad cariño?, juntos buscaremos la solución....bla, bla, bla.... (quiero pensar que comprendió algo).
El jueves, pidió ella sola subirse y se lanzaba, la expresión de su cara no era de felicidad pero sí de lo estoy haciendo solita, me estoy esforzando, me estoy enfrentando...
El viernes no pude estar con ellos pero papá me contó que ya no había expresión rara, que se tiraba riéndose. Los días que estuvimos de vacaciones se subió en todos los toboganes que vio y quiso, estaba feliz, encantada. Y esta semana ha estado de nuevo en el parque que más nos gusta y que nos sirvió de “terapia” y está encantada como antes, como siempre. Se tira, se tira y se vuelve a tirar, se ríe a carcajadas y “otaveré, otaveré, otaveré”.  “Papi vamo a paque que Jirafita se tira mu mien por tomogá”
Es muy importante estar atentos a los comportamientos, expresiones o silencios de nuestros peques porque, a la más mínima, la situación les asusta por lo que quiera que sea y si no nos damos cuenta se puede producir una fobia o situación peor, que solucionarse se soluciona pero se pasa peor cuanto más tiempo haya pasado y más lo evitemos. El evitar no es la solución sino el enfrentar.
Luego lloré, me desahogué, liberé el miedo, la angustia y la impotencia que había sentido al ver la cara de terror de mi hija y la culpabilidad por haberla empujado, ....y cuando creí que ya me había liberado, pensé que habíamos sabido darnos cuenta a tiempo, que habíamos actuado rápido, con los recursos que tuvimos a mano y fueron surgiendo y que por fin nuestra pequeña volvía a sonreír encima de un tobogán. Ahora sé que si no se sube es porque no le apetece y no porque le de miedo. Aprendimos una lección juntas y que, de algún modo, nos ayuda a crecer.

14 comentarios:

  1. Creo que habéis aprendido muchas cosas juntos y qué bien por vuestra parte que supisteis daros cuenta de este cambio en Paula.
    También me emociona ver que sus sentimientos te importaron tanto, ya sabes cuantos adultos hay que se hubieran tomado a chufla los miedos de un niño, otros hasta se habrían burlado... A mi me gusta mucho ver a personas que saben empatizar con los/as peques. Os felicito por ello.
    Saludos

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  2. Vaya me emocionado un poco a leerte poniéndome en tu lugar, porque no tiene que ser agradable ver a tu peque asustada por algo que antes le encantaba pero habéis sabido actuar a tiempo y ya todo a vuelto a la normalidad, me alegro mucho. Besitos!

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  3. Es que cuando uno respeta al niño, el niño le devuelve tanto...una historia preciosa y toda una lección de vida.
    Un abrazo.

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  4. Es precioso, para eso estamos nosotros para ayudarles, aunque es cierto que muchas veces lo pasamos muy mal al verlos angustiados o asustados por alguna situación. Besos. Inma

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  5. Que historia tan bonita, como sufrimos con nuestros hijos, de eso nadie nos avisa ¿verdad? sus miedos, sus dificultades, el no saber si hacemos bien o mal...para eso nadie nos prepara, pero lo habeis solucionado de maravilla, yo creo que para los niños la comprensión es fundamenta, estoy segura de gracias a vuestro comportamiento vuestra hija se ha esforzado como lo ha hecho, así que sois los tres unos campeones, un abrazo.

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  6. Le habéis hecho sentir segura y apoyada para afrontar ese miedo que tenía. esto es muy importante, y sobre todo hablarle de que vosotros siempre estáis ahí para ayudarla y darle confianza para que os cuente las cosas. genial!! besos

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  7. Qué bonito.... me gusta vuestra forma de afrontarlo tirándoos con ella en el tobogán (yo me subo con ellos en todo)... en mi caso la niña es muy intrépida con todo,no tiene miedo a nada y es una kamikace de los toboganes y demás, en cambio al niño siempre le hemos notado más miedos e intentamos un poco darle confianza, cuando sea algo más grande intentaré seguir fomentando que comuniquen sus miedos porqeu el miedo es algo natural y cada uno tiene los suyos....

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  8. Genial, genial, genial! Y eso va acompañado de unos aplausos y un abrazo de esos sinceros! Me he sentido totalmente identificada, comparto 100% tu pensamiento con esa parte de temor y valentía, porque la vida es justo eso, en distintos estadios y niveles, pero eso mismo... EL EVITAR NO ES LA SOLUCIÓN, SINO EL ENFRENTAR y si con conocimiento les hemos dotado de los suficientes recursos, será un enfrentamiento en ventaja, un enfrentamiento con uno mismo, con cierta prudencia e incluso temor, pero con la confianza también en sí mismo y en la mano que te acompaña...
    Y lindo, lindo, lindo, lo de quiero pensar que comprendió algo: NO LO DUDES! siempre digo, que nuestras palabras, palabras de verdad, nunca caen en saco roto... verás la satisfacción de recoger tus frutos cuando tu hija sea más mayor!

    Besitos linda! Gracias por compartir tus experiencias!

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  9. ¡Muy buena lección! Le servira, no solo para el tobogán,si no para todos los aspectos de su vida. Enfrentarse a los temores!

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  10. Has actuado estupendamente, como siempre. Paula tiene una mami genial.

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  11. Gracias a todos por vuestros mensajes.

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  12. Me ha impresionado tu forma de actuar porque la mayoría de padres quizá no se habrían dado cuenta de ese cambio, o quizá sí pero no le habrían dado mucha importancia, habrían pensado que ha dejado de gustarle, que ahora prefiere otra cosas y ya está. Te felicito por esa experiencia junto a tu peque, seguro que le ayudará muchísimo a enfrentarse a otros miedos que pueda tener, a superarlos y a compartirlos con vosotros para encontrar vuestro apoyo. Besotes!

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  13. Es fantástico que hayáis podido ayudar a la peque con su problema. yo siempre he pensado que nadie conoce a los peques cómo sus padres y si se detecta algo que no nos gusta hemos de averiguar que es lo que ocurre y afrontarlo, cómo tu bien dices.

    Me alegro mucho de que ahora Paula disfrute de nuevo jugando con los toboganes.

    Un abrazo :)

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  14. Que decision mas dura tuviste que tomar, pero al final no te salio mal... la peque le perdio el miedo a ese tobogan... A veces tenemos que hacer cosas un poco "duras" para conseguir algunas otras... no te preocupes, lo hiciste muy bien.

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