Hoy estreno un nuevo espacio, donde escribiré sobre la educación que estamos impartiendo a nuestra hija y cómo entendemos las cosas en esta casa.
Nuestra forma de educar no es ni mejor ni peor que otras, sino la que para nosotros cuenta. Considero que no estoy en posesión de ninguna verdad absoluta, simplemente me guío por mi instinto y compruebo los resultados en lo que mi hija es, al día de hoy.
Pienso que cada uno tiene unos motivos para educar del modo en el que lo hace, y me parece genial si les va bien aunque no pensemos ni actuemos igual. Yo siempre tuve muy claro mis principios y me considero afortunada por tener a mi lado a una persona con las mismas ideas, creo que es fundamental para mi hija que sienta, vea y compruebe que sus padres tienen muchas cosas en común en el momento de elegir lo que creemos mejor para ella. Cuando nuestra hija pueda decidir y tomar sus propios caminos será ella quien elegirá el qué, el cómo, el cuándo, y el por dónde, aunque no sea igual que lo que nosotros pensamos o creemos.
Hace unos días, una persona que ni siquiera imagina me dio la idea de empezar a plasmar mi forma de educar. Precisamente porque muchas personas te critican si tus métodos no son semejantes a los de ellos o simplemente si te tienen que decir a la cara con el gesto de -no sé ni cómo calificarlo, mejor no le pongo nombre a ese gesto porque me parece horrible- que ¡tu hija es que te ha salido muy buena, es que tenéis mucha suerte con ella!. Pues sí, no lo niego. Mi hija es lo mejor que me ha pasado en la vida, es la que llena de alegría nuestras vidas, es un auténtico regalo y me siento muy orgullosa de ella. No le quito su mérito porque lo tiene y mucho pero hay comentarios de los que ya, como padres, nos cansamos.
La perfección no existe para nadie, días malos tenemos todos, momentos difíciles también y situaciones donde no sabes cómo actuar no nos la quitan nadie y sí nuestra hija nos ha facilitado mucho la vida por ser como es pero hay una frase que tanto mi marido como yo, estamos empezando a repetirla ante comentarios fuera de lugar. "Nuestra hija es muy buena, la mayoría del mérito es suyo pero también nosotros estaremos haciendo algo bien como padres, ¿no?"
Parece que ahora tuvieramos que justificar nuestra vida a los que nos rodean, cuando precisamente nosotros sabemos lo que queremos y sino nos estrujamos la cabeza para encontrar una solución factible y claro que también nos equivocamos, el que esté libre que empiece a tirar la primera piedra. La vida es todo lo sencilla o complicada que queramos hacerla, aunque haya momentos que nos gustaría borrarlos para siempre y son esos, precisamente, los que nadie ve ni se imagina que has pasado. Pero claro, si tu hija es buena es que ya tienes todo resuelto...¿pero qué me estás contando? ¿te estás escuchando? ¿de qué tengo que arrepentirme o en qué tengo que pedirte perdón?
Pero no, nosotros no somos así, evitamos, en la medida de lo posible, las pescadillas que se muerden la cola porque consideramos que los círculos viciosos no te pueden traer nada bueno. E intentas no entrar al trapo, e intentas hacer vida normal (que de hecho la hacemos) pero en muchas, muchas ocasiones tienes que intervenir y dejar claro que hay un límite que no vamos a dejar sobrepasar. A quien le guste genial y a quien no pues que viva su vida como quiera.
Ultimamente nos da la sensación que nuestro entorno trata de justificar sus actos o no por medio de sus hijos. ¿Me cuentas o me reprochas que tu vida no va como quisieras porque tu hijo-a no es "¿¿¿bueno???""? pero ¿cómo eres capaz de medir a tu hijo-a y así justificar tus actos?
Incomprensible para nosotros pero verídico los comentarios que nos hemos tenido que tragar sin comerlo ni beberlo...
Tenemos unos vecinos, con una niña de la misma edad que Jirafita y están continuamente comparando a su hija con la nuestra. Me da la sensación que en lugar de buscar soluciones o recursos que se adapten a las necesidades de su hija y su familia (ya que cada familia es un mundo), se pasa el día nombrándole a la pobre chiquilla todo lo que hacen de bueno las demás menos ella. Me dan ganas de decirle:" ¿pero tu hija no tiene nada bueno? ¿todo es malo y negativo?" Francamente, la niña me da pena porque en mi presencia no he escuchado nunca un comentario positivo hacia ella pero considero que cada padre es responsable de lo que hace, dice o repercuta en sus hijos. Si supiera que con un sólo comentario mío se borrarían las posibles repercusiones que ya están ocasionando a la niña, lo diría sin dudar pero, a pesar de haberme mordido la lengua en más de una ocasión, creo que no serviría de nada porque si esa niña tiene comentarios así en la calle...
Nunca he soportado las comparaciones, por eso tengo muy claro que mi hija lleva su ritmo y no necesitamos compararla con nadie. Las únicas comparaciones que haremos en esta casa son las de comparar imágenes, animales, números, etc...
Una cosa diferente es hacer una alusión a nuestra forma de hacer tal o cual cosa o el resultado de algo que nosotros hayamos probado pero nunca medir su nivel con nadie.
Siempre tuve muy claro mis principios y aunque es cierto que cuando tienes a tu hijo en los brazos, y en el día a día, con sus circunstancias, hay ideas preconcebidas que se evaporan y tienes que tomar la alternativa que mejor se adapta a tus circunstancias, estoy segurísima que por nadie más que por mi hija cambiaré mi forma de educar. Sólo si veo que a mi peque no le va bien, buscaré otros recursos, soluciones, barajaré posibilidades, miraré pros y contras. Sólo por ella, por su bienestar y por su felicidad.
Aunque tengas muy claro lo que quieres, siempre hay alguien dispuesto a juzgarte y criticar tu modo de actuar, y te lo dicen así "a la cara" y se quedan tan tranquilos. Pero ¿yo te he pedido opinión?, pero ¿a quién tengo que darle explicaciones?...
Claro está que de una misma depende si te afecta o haces que la alusión se quede ahí, sin más. Hace tiempo, por circunstancias de la vida, aprendí a que este tipo de comentarios entrara por un oído y saliera por el otro pero eso no significa que, ese tipo de intromisión, me fastidie tanto o más que las comparaciones.
Soy una mujer respetuosa que me gusta tratar con gente diversa, pienso que cada persona puede aportarnos algo interesante, a veces para aplicarlo y otras para ver con claridad qué caminos quieres o no seguir. Porque soy respetuosa y estoy dispuesta a escuchar otros puntos de vista aunque no se acerquen a lo que pienso o quiero para mi hija, pido lo mismo para mí pero no todos son capaces de ofrecer lo mismo. Es más fácil juzgar al de al lado para no ver lo que ocurre en tu hogar.
Por eso, en este espacio, escribiré sobre nuestra forma de mirar el mundo, pensando siempre que el bienestar y felicidad de mi hija está por encima de todo.