334 - Arqueóloga polar

Desde que mi Jirafita descubrió que su mami había trabajado como Arqueóloga antes de que ella naciera está flipada con el tema. Hace muchas preguntas, investiga y quiere hacerlo ella también (yo siempre dejaré que mis churumbeles elijan su camino profesional y los apoyaré, respetaré y ayudaré en lo que decidan pero me gustaría que eligieran algo con más salida profesional en los tiempos que corren...siempre tendrán libertad y también conocerán mi versión y mi experiencia. La rama del Arte, Restauración del Patrimonio y Arqueología es preciosa pero está muy limitada y pocas personas pueden mantener una familia con dicha profesión. Yo he tenido "suerte" de haber trabajado en varias ramas de mi carrera y es apasionante poder hacer lo que te gusta pero a la vez también he tenido que currar en otras cosas que nada tienen que ver...sobretodo desde que soy madre porque de momento no voy a exponerme a la peligrosidad que conlleva estar subida a más de 16 metros de altura, tratar con productos tóxicos o toda una jornada metida en fosos)

Bueno, que me desvío. Realmente no sé si algún día volveré. Ahora mismo estoy donde debo y quiero. Profesionalmente no es exactamente por lo que me había preparado ni soñado pero personalmente es más que satisfactorio así que me compensa y mi familia está como deseo.
Hija mía, aunque conoces de sobra mi versión aquí queda también por escrito.

Tenía ganas de prepararle a mi Jirafita alguna actividad relacionada donde tuviera que hacer de "arqueóloga" y cuando vi el post de madre desesperada me vino la inspiración. Con tanto calor que tenía por estos lares me vino de perlas.

Busqué unos dinosaurios de plástico y los puse en un recipiente con agua y lo metí en el congelador. Al día siguiente le dije que si quería ser arqueóloga polar...como era de esperar me respondió que sí y le encantó tanto, se lo pasó tan bien que me pidió hacerlo muchos días más, así que iba congelando casi a diario, eso sí, incluía piezas distintas para que no supiera lo que era hasta que lo descongelaba por completo, je.

Papá le dejó una de sus herramientas que hizo de cincel y también utilizó un martillo de madera de un juego que tiene. Aunque usó limas, sierra y otras herramientas de plástico y pincel por supuesto, como toda una arqueóloga de verdad.

Poco a poco fue llenando su cestita de hallazgos y si quedaba algún resto lo lavaba en otro cuenco con agua para limpiarlo de hielo totalmente.

Terminó con los deditos arrugados y congelados pero ella estaba encantada.

Aquí un collage de las imágenes más divertidas

Uno de los hallazgos que más le gustó, una niña prehistórica

Seguramente lo seguiremos repitiendo aunque tengo en mente otra cosa relacionada, no sé si me saldrá el experimento...a ver cuando se lo prepare lo compartiremos por aquí.