344 - El extraterrestre que crece y crece

Este año, en la cabalgata de Reyes, llovían pequeños juguetitos en lugar de caramelos. Parece que los de Oriente se unieron a una propuesta que iniciaron en el barrio con el fin de seguir promoviendo una vida más sana. Había caramelos, sí, pero muy distintos a los de siempre, había golosinas, paquetitos de frutos secos, patatas, gusanitos y sobretodo se sustituyeron por muchos balones, cochecitos, accesorios de pelo, rotuladores, material escolar, moldes para hacer galletas, plastilina y juguetitos varios en cuestión. Hasta playmobil iban soltando. A papá Jirafa le cayó un coche policía a los pies y cuando se agachó para cogerlo, un señor que había a nuestro lado por poco lo tumba, se enganchó a la caja y como poseído diciendo que era de él. Papá Jirafa se la cedió, toda para ti. Lo que hay que ver!!

Hasta que en una de esas lluvias de cositas que caían desde el cielo, nos llegó este extraño extraterrestre.

A mí me da yuyu mirarlo porque tiene una cara rara rara, aunque si algún extraterrestre me lee que no se lo tome muy mal que todo es acostumbrarse a la vista, je.

Pasado un poco el boom inicial de regalos de Reyes, saqué el muñequito y le propuse a Jirafita el experimento. Fácil, preparar un florero con agua y  meter al extraterrestre.

Como se observa en la foto, cabía perfectamente en la palma de la mano de Jirafita.

Lo dejó caer en el florero y el de otra galaxia se sumergió directamente en el fondo. Escribió un papelito que pegó en la nevera donde decía que no olvidáramos cambiar el agua diaria al muñequito.

Unos días más tarde, asomaba la cabeza por el borde del florero. Ahí sí que me daba yuyu del todo como me miraba.

Y como seguía y seguía asomando la cabeza (y yo ya creía que había crecido lo suficiente) pues decidí sacarlo.

Y así quedó. Le hice la foto con una brocheta pero luego caí que tenía que haberla hecho antes y después para realmente apreciar la diferencia. O en la mano de Jirafita pero bueno, como fue un avenate que me dio para no verlo más ahí metido pues así quedó. Jirafita tenía que sujetarlo con dos manos porque ya con una no era suficiente, además de la textura viscosa que tenía.
Por ahí pulula, está embebiendo de nuevo, no sé con que tamaño real se quedará y tampoco sé muy bien qué haremos con él, ji. Desde luego ha sido un hallazgo curioso y diferente.