En el primer cumpleaños de una casi sobrina le habían hecho una tarta de Pocoyó. “De po qué?”- se me ocurrió preguntar- y fue cuando todas las mamás que allí había casi se me echan encima por no saber quién era el famoso Pocoyó. La verdad que hace seis años no veía dibujitos infantiles ni estaba nada puesta, ahora sí o eso trato aunque seguro que, en alguna ocasión, se me escapará algo.
Hace un par de meses, uno de nuestros sobrinos, cinco meses mayor que Jirafita, estaba loco con Pocoyó. La verdad que hasta ahí pensé que a mi peque simplemente le gustaba y ya está. Desde hace unas semanas, Pocoyó es como uno más de la familia. Mi peque tiene un muñeco muy manejable de este personaje y hay días que le quiere dar la merienda, se quiere bañar con él, sacarlo a pasear o dormirlo a su lado.
Lo que sí he observado es que ha ido ampliado su vocabulario, con palabras o frases cortas, que dice Pocoyó. “Hola Pocoyó”, “Ta maniana (hasta mañana)”, “Elly” “Pajaroto” “Pupo (pulpo)”...
“Pato” ya lo decía antes pero se pone muy contenta cuando ve al pato de Pocoyó. Salta como Pocoyó, se ríe con las manos en la boca como él y si Pocoyó hace algo “mal”, con sus manos en la cabeza (la mar de cómica) le dice: “anda Pocoyó” (como diciendo mira lo que has hecho...), el único que no se llama por su nombre es el perro, que se llama "guagua", no hay modo.
También está aprendiendo inglés con Superpocoyó, veremos cómo nos va.
Así que nada, mientras dure, aquí le hemos hecho un hueco en nuestra familia a este gracioso y educativo personajillo azul.
Como está en plena fase, le estoy preparando una sorpresa con unas tarjetitas de manualidad para que juguemos a emparejar. Cuando lo tenga listo subiré cómo ha quedado y contaré el resultado.